Un nuevo
estudio respalda una teoría que surgió hace nueve años. Podrían haberse hallado
nada más y nada menos que los clavos utilizados para crucificar a Jesús, según
un nuevo estudio de la Universidad de Tel Aviv.
En 2011, un
documental llamado 'Los Clavos de la Cruz', presentaba las teorías del
investigador Simcha Jacobovici, que aseguraba haber hallado dos clavos de
hierro que podrían haberse usado en la crucifixión de Jesus, hace 2.000 años.
Además, los
investigadores también encontraron rastros microscópicos de madera y hueso
incrustados en las piezas de metal, lo que respaldaría su versión o, por lo
menos, que alguien fue crucificado.
La
investigación de un grupo de especialistas de la Universidad de Tel Aviv - que
ha sido publicada en la revista 'Archaeological Discovery' -, ha verificado
que, efectivamente, los clavos tienen 2.000 años de antigüedad, aunque ha
vuelto a reactivar la polémica que en un principio suscitó este tema entre los
expertos.
El hallazgo
se hizo en una tumba del siglo I que pertenecería al sacerdote Caifás, lo que,
según apuntan en el estudio, "es de profundo interés porque en el Nuevo
Testamento el sumo sacerdote Caifás fue el responsable de pasar a Jesús a los
romanos, quienes luego lo enviaron a la cruz".
"Basándonos
en la evidencia colectiva, concluimos, con considerable confianza, que los
clavos sin procedencia son los clavos perdidos excavados en la tumba de la
familia Caifás en 1990 y, además, que estos clavos se utilizaron en una
crucifixión", concluyen.