Se trata de
Kepler-442b, un planeta rocoso con el doble de masa que la Tierra que orbita
alrededor de una estrella moderadamente caliente a unos 1.200 años luz de
distancia y que recibe la radiación estelar necesaria para mantener una gran
biosfera.
El trabajo
de la nueva investigación se centra en las condiciones necesarias para que la fotosíntesis
basada en el oxígeno se desarrolle en un planeta, lo que permitiría crear
biosferas complejas del tipo de la Tierra. Es por este motivo que encontrar
planetas similares a la Tierra y que se encuentran en la zona habitable –la
región alrededor de una estrella donde la temperatura es la adecuada para que
exista agua líquida en la superficie– son mucho menos comunes.
"Este estudio pone fuertes restricciones en el espacio de parámetros para la vida compleja, por lo que desafortunadamente parece que el 'punto dulce' para albergar una rica biosfera similar a la Tierra no es tan amplio", agregó Covone.
Según el
comunicado de prensa, futuras misiones como el telescopio espacial James Webb
(JWST), cuyo lanzamiento está previsto para este año, tendrán la sensibilidad
necesaria para observar mundos lejanos alrededor de otras estrellas y arrojar
nueva luz sobre lo que realmente hace falta para que un planeta albergue vida
tal y como la conocemos.