La Directora
del Departamento de Economía de la sede Rosario de la Universidad Austral, Ana
Luis Navarro, analiza en este punteo las recientes cifras de empleo difundidas
por el Indec y la relación con la recesión de la economía, registrada durante
los primeros meses de gobierno de Javier Milei.
Estas son
algunas de sus consideraciones:
- Los datos
recientes relativos al desempleo y nivel de actividad del primer trimestre de
este año, muestran una economía en recesión en la que el desempleo aumenta. La
comparación respecto del año pasado devela que el Producto Bruto Interno (PIB)
cayó 5,1% mientras que el desempleo subió a 7,7%, un crecimiento de 0,8 puntos
porcentuales (p.p).
-
Desglosando los factores que inciden en el desempleo vemos que la tasa de
empleo cayó 0,7 p.p en promedio para los 31 aglomerados urbanos (EPH-INDEC)
mientras que, la oferta laboral, es decir la cantidad de personas que tienen
empleo o están buscándolo activamente, se contrajo 0,3 p.p, morigerando el
aumento de la tasa de desempleo.
- Los datos
muestran una realidad esperada, pero de menor magnitud a la que se temía a
medida que se conocían datos puntuales de algunas industrias y sobre todo de la
construcción muy afectada por el cese de la obra pública.
- Con éstos
números de caída en la actividad económica, al menos en el primer trimestre del
año, parece que las empresas han retenido a sus trabajadores, lo que dispara
algunas preguntas. Una más técnica referida a la elasticidad empleo del PIB y
otra más conjetural respecto de la motivación de las empresas por retener
empleados durante una visible contracción de la actividad económica.
- La primera
se puede responder calculando la sensibilidad del empleo a las variaciones del
producto, es decir la variación en el empleo respecto de la variación en el
PIB. Ésta muestra un valor de 0,7, es decir muestra que el empleo varía en
menor proporción que lo que lo hace el PIB. Es un cálculo simple que tiene sus
limitaciones porque supone una relación lineal entre empleo y PIB y porque la
causalidad PIB empleo, puede ser inversa. Además, ésta es una medida de la
sensibilidad a corto plazo o contemporánea; muchos estudios muestran que a
largo plazo la sensibilidad es mayor. Por otra parte, ésta es una medida de la
sensibilidad promedio del empleo; si se desglosa por sectores y por género
claramente los resultados son diferentes, más alineados con los ejemplos
puntuales de industria y construcción que abundaron durante los primeros meses
del año.
- ¿Por qué
no hubo un desempleo mayor en promedio? Aquí empiezan las conjeturas.
Probablemente las empresas han estado expectantes a los cambios de rumbo y
sobre todo a la desregulación de numerosos aspectos que traban y encarecen sus
actividades. No hay que olvidar que para las empresas sus empleados son un
activo valioso y contrariamente a lo que muchas veces se plantee cómo una
relación antagónica dado que los salarios son un costo para las empresas
mientras que para los empleados son su medio de vida, para ambos existen
ventajas claves de la continuidad de la relación laboral. El segundo aspecto de
ésta conjetura, objetivamente mensurable, es que en el mismo período los
salarios reales perdieron en promedio 20% de su poder adquisitivo, lo que, sin
duda, en un entorno de inflación alta ha colaborado a bajar visiblemente el
costo laboral para las empresas.
- En el
segundo semestre, los salarios reales han comenzado a mostrar variaciones
interanuales positivas desde el mes de abril -aumentos mensuales por encima de
la tasa de inflación- a la par que hay algunos signos de recuperación de la
actividad económica, especialmente en los sectores de agricultura y ganadería,
pesca, minería, electricidad y agua, enseñanza, transportes y salud. En este
contexto, el empleo registrado en empresas de 10 y más personas, mostró en el
mes de abril un aumento en los despidos, no compensado con las incorporaciones
de personas. Los datos de mayo y junio,
aún se desconocen.