Con la
llegada del otoño y el incremento de enfermedades respiratorias, la vacunación
antigripal vuelve a ser una herramienta fundamental para prevenir
complicaciones graves. La gripe o influenza es una enfermedad viral altamente
contagiosa que puede afectar severamente a determinados grupos de la población,
como personas mayores, embarazadas, niños pequeños y quienes padecen
enfermedades crónicas.
“Aunque
muchas personas se recuperan sin inconvenientes, la gripe puede derivar en
neumonía, internaciones e incluso la muerte en pacientes de riesgo”, advierte
el Osvaldo Teglia, médico Especialista en Clínica Médica y en Enfermedades
Infecciosas y profesor de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad
Austral.
El virus de
la influenza se transmite principalmente por gotículas respiratorias que se
expulsan al toser, estornudar o hablar. “Por eso es tan importante que quienes
estén cursando la enfermedad se aíslen, usen barbijo y eviten concurrir a
lugares públicos, especialmente durante los primeros días”, señala el Dr.
Teglia.
Diversos
estudios han demostrado que la vacuna antigripal reduce significativamente el
riesgo de complicaciones, hospitalizaciones y muertes por influenza. “En
adultos sanos y en niños, la efectividad de la vacuna oscila entre el 80 y el
90% en la prevención de la enfermedad clínica. Y en personas mayores, aunque el
sistema inmunológico puede responder de manera diferente, se ha comprobado que
disminuye los casos de neumonía grave y la mortalidad asociada”, explica el
especialista.
¿Quiénes deben vacunarse?
La
inmunización antigripal es especialmente recomendable para:
Niños entre 6 y 24 meses.
Personal de salud.
Personas mayores de 65 años.
Mujeres embarazadas (en cualquier trimestre) y puérperas hasta 10 días postparto.
Pacientes con enfermedades crónicas como obesidad, diabetes, afecciones cardíacas o respiratorias, inmunodeficiencias, cáncer o trasplantes.
Niños y
adolescentes en tratamiento prolongado con aspirina, por el riesgo de síndrome
de Reye tras una infección gripal.
Embarazo: proteger dos vidas
La vacuna
también cumple un rol esencial durante el embarazo. “Las embarazadas tienen un
mayor riesgo de sufrir complicaciones graves por gripe, como la neumonía. La
vacunación reduce en un 50% las posibilidades de contraer la enfermedad y en un
40% las de requerir hospitalización”, detalla el profesor de la Facultad de
Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral.
Además, los
beneficios se extienden al recién nacido. “Los anticuerpos maternos brindan
protección durante los primeros seis meses de vida, reduciendo en hasta un 61%
el riesgo de contagio en los bebés”, agrega.
La vacuna
puede aplicarse en cualquier etapa del embarazo y no presenta efectos adversos
graves. No obstante, se recomienda hacerlo en el primer trimestre para asegurar
una protección temprana.
Cuándo y
cómo vacunarse
La mayor
circulación del virus influenza se da entre abril y julio. Por eso, se
recomienda aplicar la vacuna antes del invierno. “La campaña nacional ya está
en marcha y es fundamental que la población objetivo se vacune a tiempo”,
señala el especialista.
La vacuna antigripal contiene virus inactivados, por lo que no puede causar la enfermedad. “Los efectos adversos más frecuentes son dolor en el lugar de aplicación, fiebre leve o decaimiento, y suelen desaparecer en 24 a 48 horas”, aclara Teglia. Reacciones alérgicas graves son extremadamente infrecuentes.
Además,
puede aplicarse junto a otras vacunas, como la antineumocócica, sin afectar su
efectividad.
“La vacuna
antigripal no solo protege a quien la recibe, sino también a su entorno, al
reducir la transmisión del virus. Es una herramienta segura, eficaz y vital
para proteger la salud pública”, concluye el Dr. Teglia.