Según el
comunicado difundido por la comunidad, la decisión de centralizar los
nacimientos en el Hospital Regional se basa en un enfoque médico que considera
el parto como una amenaza, desoyendo el paradigma de parto humanizado
respaldado por la Ley Nacional 25.929 y organismos como UNICEF.
Además, se
advierte que el Hospital Regional no cuenta con las condiciones necesarias para
ofrecer partos respetados: tiene solo tres camas para trabajo de parto, escaso
personal y una lógica centrada en la urgencia médica, lo que obliga a
derivaciones frecuentes a instituciones privadas.
La comunidad
también cuestiona el destino de más de $190 millones invertidos en la
reestructuración de la Maternidad, ya que el edificio no cuenta con recursos
básicos como oxígeno central o monitores. “¿Dónde están los resultados de esa
inversión?”, preguntan.
El equipo
profesional de la Kowalk, con larga trayectoria en el acompañamiento de partos,
también fue desoído. “Estamos acostumbrados a muchos nacimientos juntos”,
aseguran, destacando el compromiso con la dignidad de las personas gestantes y
sus bebés.
“No se trata
solo de eficiencia logística”, señala el comunicado. “Cerrar la puerta a los
partos es cerrar la posibilidad de que Río Cuarto siga construyendo una
comunidad más justa, respetuosa y amorosa con la vida que comienza”.
La comunidad
exige que, en lugar de cerrar el servicio, se trabaje para fortalecerlo,
respetando el derecho a parir y nacer en condiciones dignas y humanizadas.