Un reciente
informe del Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas
(IETSE) encendió una nueva alarma sobre la situación económica de las familias
argentinas: el 91% de los hogares tiene algún tipo de deuda, un fenómeno que ya
no es circunstancial, sino estructural. Aunque hubo una leve mejora respecto a
julio de 2024 —cuando el endeudamiento alcanzaba al 93%— la realidad sigue
siendo crítica.
La mayoría
de las familias no solo está endeudada, sino que arrastra entre dos y tres
deudas simultáneas (65%), mientras que un preocupante 12% tiene más de tres. En
muchos casos, las deudas se originaron en 2024, un año marcado por la
devaluación del peso, alta inflación y caída del salario real. Un 73% de las
deudas actuales se contrajo durante ese período.
El uso de
tarjetas de crédito lidera como forma de financiamiento: representan el 30,5%
del total de deudas. Lo alarmante es que el 58% de esas compras se destinaron a
alimentos, un claro indicador de que el crédito se usa para cubrir necesidades
básicas. También aparecen como fuente de deuda los servicios privados, el fiado
en comercios, impuestos, alquileres y préstamos de familiares o amigos.
El 76% de
las deudas está impaga o en mora judicial, lo que indica que la mayoría de los
hogares no puede afrontar sus compromisos en tiempo y forma. Incluso, un 15% ya
sufrió embargos sobre su sueldo, cuentas o bienes.
El informe
también detalla que más de la mitad de las familias (56%) destina entre el 40%
y el 60% —o más— de sus ingresos mensuales al pago de deudas. Este nivel de
sobreendeudamiento deja poco margen para cubrir otros gastos y debilita aún más
la economía del hogar.
A pesar de
la gravedad del panorama, el 52% de las personas encuestadas confía en poder
saldar sus deudas durante 2025. Sin embargo, el 24% considera que no podrá
hacerlo por completo, reflejando una sensación de incertidumbre y desgaste
emocional.
En
conclusión, el informe señala que el endeudamiento en Argentina ya no es una
herramienta de emergencia, sino una forma de vida para millones de familias.
Frente a esta realidad, el IETSE propone un rediseño profundo de las políticas
públicas, con foco en el empleo formal, la mejora de salarios y el acceso al
crédito en condiciones más justas.